Historia de la Inteligencia Artificial: del mito a la revolución digital
- Marilyn González Reyes
- hace 2 días
- 4 Min. de lectura

¿Pueden las máquinas pensar? La pregunta que obsesionó a filósofos y científicos durante siglos hoy se traduce en asistentes virtuales, diagnósticos médicos automatizados y algoritmos que rigen nuestras decisiones. Pero detrás de este avance hay una historia menos conocida, marcada por sueños, fracasos y dilemas éticos.
La inteligencia artificial (IA) no nació en Silicon Valley ni fue una invención repentina. Sus raíces se hunden en preguntas milenarias: ¿puede una entidad no humana razonar, aprender o tener conciencia? Desde los mitos griegos, como el autómata Talos creado por Hefesto, hasta los diseños mecánicos de Leonardo da Vinci, el deseo de construir vida inteligente ha acompañado a la humanidad.
Ese deseo tomó forma científica en el siglo XX, cuando el auge de la lógica matemática y la computación permitió pensar en máquinas realmente capaces de procesar información.
Fue el matemático británico Alan Turing quien, en 1950, formuló la inquietud clave: ¿pueden las máquinas pensar? Su famoso Test de Turing proponía una forma de medir la inteligencia artificial basada en la imitación: si una máquina podía conversar con una persona sin ser detectada como tal, debía considerarse inteligente.
El debate sigue vigente: ¿es suficiente parecer inteligente para serlo?
En 1956, un grupo de científicos liderado por John McCarthy acuñó el término Artificial Intelligence durante una conferencia en Dartmouth College. Con él estaban Marvin Minsky, Herbert Simon y Allen Newell, convencidos de que pronto podríamos construir máquinas con capacidades humanas.
Sin embargo, como advierte el investigador John Adamssen, “esta etapa estuvo marcada por una confianza excesiva en las capacidades de las primeras computadoras” (Adamssen, s.f., cap. 1).
El entusiasmo era alto, pero los sistemas eran rígidos, incapaces de adaptarse al entorno real. El lenguaje humano, por ejemplo, demostró ser un reto monumental: implicaba contexto, ambigüedad, emociones… elementos difíciles de reducir a reglas gramaticales.
Cuando las promesas no se cumplieron, llegaron los llamados “inviernos de la IA”: periodos de desilusión en los años 70 y 80, marcados por recortes presupuestarios. La apuesta de esa época fueron los sistemas expertos, capaces de simular decisiones humanas codificando reglas.
Si bien funcionaron en entornos controlados como la medicina, eran inflexibles. Como señala Adamssen, “aunque inicialmente exitosos, los sistemas expertos eran frágiles y difíciles de escalar” (s.f., cap. 1).
A partir de los años 90, la IA dio un giro fundamental: dejó de basarse en reglas y empezó a aprender de los datos. Surgió así el machine learning o aprendizaje automático, potenciado por las redes neuronales artificiales y el posterior desarrollo del deep learning.
En palabras de Adamssen, “el aprendizaje automático revolucionó la forma en que se concebía la IA, ya no como una simulación de reglas, sino como una forma de descubrimiento y generalización” (s.f., cap. 1).
Los ejemplos abundan:
Asistentes como Siri o Alexa.
Recomendaciones de contenido en plataformas como Netflix o YouTube.
Sistemas que detectan enfermedades en imágenes médicas con precisión quirúrgica.
Pero no todo es transparente: muchas de estas IAs funcionan como “cajas negras”. No se sabe con exactitud cómo toman decisiones, lo que plantea problemas de confianza y rendición de cuentas.
Hoy, la IA está integrada en casi todos los aspectos de la vida moderna: desde los algoritmos que determinan qué leemos hasta los sistemas de vigilancia que controlan el espacio público.
Adamssen advierte que “la IA plantea retos éticos sin precedentes: sesgos algorítmicos, transparencia, toma de decisiones automatizadas, y pérdida de empleos son solo algunos de ellos” (s.f., cap. 1).
El reconocimiento facial, por ejemplo, puede ayudar a encontrar criminales, pero también puede usarse para vigilancia masiva sin consentimiento.
Y es que la IA no es neutral. Se entrena con datos humanos, y esos datos contienen prejuicios. ¿Puede una IA tomar decisiones justas si aprende de un mundo injusto?
La historia de la IA no es solo un relato de logros tecnológicos, sino también de ilusiones, tropiezos y dilemas humanos. Es un espejo de lo que somos y de lo que queremos ser.
En un momento en que la IA se consolida como una fuerza transformadora, la gran pregunta no es técnica, sino ética:
¿Queremos máquinas que piensen… o que nos ayuden a pensar mejor como sociedad?
Fuente
Adamssen, J. (s.f.). Artificial Intelligence: The complete beginner's guide to the future of A.I. Capítulo 1: AI History.
Hitos claves de la historia de la Inteligencia Artificial
Categoría | Hito o Época | Concepto Clave | Explicación | Ejemplo |
Orígenes míticos y mecánicos | Antigüedad – Renacimiento | Vida artificial imaginada | La IA nace como una fantasía en mitos y en mecanismos primitivos diseñados para parecer humanos. | Talos (autómata griego de bronce) o los diseños de Leonardo da Vinci de caballeros mecánicos. |
Fundamentos teóricos | 1950 – Alan Turing | Test de Turing | Propone una prueba para evaluar si una máquina puede “pensar” imitando la conversación humana. | Una IA que pasa por humano en una conversación textual. |
Nacimiento oficial | 1956 – Conferencia de Dartmouth | Inteligencia Artificial (IA) | Se acuña el término "Artificial Intelligence" y se inicia formalmente el campo. | John McCarthy, Marvin Minsky y Herbert Simon proyectan una IA con capacidades humanas. |
Optimismo inicial | 1956-1960s | Sistemas lógicos | Primeros programas para resolver problemas y simular razonamiento con reglas lógicas. | General Problem Solver; programa de ajedrez básico. |
Primeras aplicaciones | 1960s–1970s | Procesamiento de lenguaje natural | Se intenta que las máquinas entiendan el lenguaje humano, pero se enfrenta a sus límites. | ELIZA: simulaba un psicoterapeuta Rogeriano. |
Crisis y “inviernos” | 1970s–1980s | Inviernos de la IA | Fracaso de expectativas lleva a pérdida de interés y financiamiento. | Sistemas expertos útiles pero frágiles y costosos. |
Renacimiento técnico | 1990s | Machine Learning | Las máquinas comienzan a aprender patrones a partir de datos sin ser programadas explícitamente. | Algoritmo que reconoce spam en correos tras ver millones de ejemplos. |
IA moderna | 2010s–presente | Deep Learning y Big Data | IA basada en redes neuronales profundas que analiza grandes volúmenes de datos. | Reconocimiento facial, asistentes de voz (Siri, Alexa), autos autónomos. |
Desafíos actuales | Presente | Ética, sesgos, caja negra | Se cuestiona cómo se toman las decisiones, si los datos usados están sesgados y qué consecuencias sociales tiene la IA. | Algoritmos de contratación que discriminan por género o raza. |
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