Es realmente prometedora la hiperpersonalización de la IA en la educación?
- Diana Carolina Cárdenas

- 8 oct
- 4 Min. de lectura

Las herramientas de aprendizaje con IA prometen ofrecer a cada aprendiz contenidos, métodos y evaluaciones moldeadas a sus necesidades específicas. Pero esa hiperpersonalización algorítmica puede tener un costo alto: al ceñirse exclusivamente a las preferencias de cada aprendiz, limita su posibilidad de acercarse a otros lenguajes, temáticas o perspectivas ajenas a su entorno. En lugar de expandir horizontes, puede reforzar el yo cognitivo. Entonces: ¿cómo formar estudiantes que se interesen también por lo inesperado, por lo distinto? La noción de multiplicidad del interés del filósofo pedagogo Johann Friedrich Herbart ofrece una perspectiva interesante.
La relación que propongo es arriesgada, pues Herbart no concibe el interés fuera del ámbito de la instrucción y de la educación. En cambio, las plataformas educativas asistidas por IA se organizan en torno al aprendizaje, atendiendo primordialmente al individuo. Pero precisamente desde la perspectiva herbartiana podemos ver por qué sigue siendo imprescindible la instrucción y la mediación del maestro.
Para Herbart, la instrucción debe cultivar la multiplicidad del interés con el fin de expandir los horizontes del alumno y abarcar las diversas aspiraciones humanas. “Se trata, para Herbart, de formar para ser un hombre, antes que un determinado profesional, de ahí la necesidad de despertar un interés múltiple antes que desarrollar un interés unilateral o unidimensional.” (Marín, 2012, p.40).
Multiplicidad en tiempos de IA: ¿cómo afecta la hiperpersonalización del aprendizaje?
Herbart no definió formalmente la “multiplicidad” como concepto, pero la abordó a través de una serie de oposiciones que siguen siendo relevantes hoy.
1. Multiplicidad vs. Particularidad: más allá del enfoque único
Herbart advertía contra el tratamiento aislado de los objetos del conocimiento. En el contexto actual, los sistemas de IA que personalizan contenidos —como los algoritmos de plataformas educativas— pueden reforzar una visión fragmentaria si solo muestran lo que el estudiante “necesita” o “prefiere”. Un estudiante que solo recibe contenidos de historia europea porque su perfil indica interés por ese tema, podría perder la oportunidad de conectar con procesos históricos globales. La IA puede convertir los puntos de partida en exclusión del todo.
2. Multiplicidad vs. Parcialidad: abrirse a lo diverso
La parcialidad, según Herbart, es cerrarse a lo que no se conoce. Hoy, los sistemas de recomendación basados en IA corren el riesgo de reforzar sesgos cognitivos y culturales, al limitar la exposición a perspectivas distintas. Por ejemplo, un estudiante que interactúa con un chatbot educativo entrenado solo con fuentes occidentales podría desarrollar una visión sesgada del pensamiento filosófico. La IA debe ser diseñada para ampliar horizontes, no para confirmar prejuicios.
3. Multiplicidad vs. Veleidad: compromiso con lo plural
El veleidoso, dice Herbart, es quien toca muchos temas sin profundizar en ninguno. En la era digital, el acceso instantáneo a miles de recursos puede fomentar un abordaje superficial, especialmente si la IA adapta el contenido para mantener la atención sin exigir esfuerzo. Algunas plataformas ofrecen píldoras de conocimiento que pueden ser útiles, pero si la IA solo promueve este tipo de consumo, el estudiante corre el riesgo de no dominar nada. La multiplicidad requiere esfuerzo y concentración.
4. Multiplicidad como Pluralidad: atención y método
Para Herbart, la pluralidad no es dispersión ni acumulación de saberes. Es una forma de concentración profunda: conocer lo múltiple requiere tiempo, método y reflexión. Por ende, la pluralidad exige algo que ninguna herramienta puede sustituir: la presencia de un educador que no solo atribuye un fin al aprendizaje, sino que lo guía con sentido. El maestro es quien da forma al saber, lo ordena y lo transforma. No basta con conocer el contenido; es necesario comprender cómo enseñarlo, cómo vincularlo con otros saberes y cómo despertar en el estudiante una mirada amplia y crítica.
La multiplicidad como pluralidad implica formar sujetos capaces de integrar lo diverso, de pensar con profundidad y de actuar con criterio.
5. Multiplicidad como unidad: integrar lo diverso
Herbart nos recuerda que la multiplicidad no contradice la unidad, sino que la hace posible. En otras palabras, no se trata de elegir entre lo diverso y lo coherente, sino de entender que la riqueza de perspectivas, saberes y experiencias es precisamente lo que permite construir una visión integrada del mundo.
En el contexto del aprendizaje personalizado por inteligencia artificial, este principio adquiere una nueva dimensión. Las plataformas adaptativas pueden ofrecer contenidos variados según los intereses, ritmos y estilos de cada estudiante. Pero esa diversidad, por sí sola, no garantiza comprensión de las interrelaciones entre los distintos elementos.
Lo educativo ocurre cuando esos contenidos se articulan en una narrativa, cuando el estudiante logra conectar lo aprendido con sus inquietudes y conocimientos. Y aquí aparece una actividad que sigue siendo exclusivamente humana: la de guiar el proceso de integración. Un docente no solo facilita el acceso al conocimiento –como se pretende entenderlo ahora- sino que ayuda al estudiante a reconocer sus propios recursos intelectuales, emocionales y culturales para organizar lo diverso. Esta labor exige procesos superiores de pensamiento: reflexión, síntesis y juicio crítico.
BIBLIOGRAFÍA
Hernández (1965). Psicopedagogía del interés: estudio histórico, crítico, psicológico y pedagógico del concepto más importante de la pedagogía contemporánea
Marín-Díaz, D. L. (2012). Interés por el gobierno y gobierno a través del interés: constitución de la naturaleza infantil. Pedagogía y Saberes, (37), 37-48.










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