
Palabras clave: dispositivos móviles, hiperconectividad, infancia, adolescencia, phubbing
Los dispositivos móviles tienen una presencia cada vez más marcada en distintos escenarios
de la vida cotidiana, transformando la manera en que las personas interactúan. Aunque este
fenómeno afecta a personas de todas las edades, este blog se enfocará en sus repercusiones
en niños y jóvenes.
La hiperconectividad impacta negativamente la socialización, un aspecto clave para el
desarrollo de habilidades esenciales para la vida. No solo reduce las interacciones cara a
cara, sino que también se ha asociado con trastornos del sueño y problemas de conducta.
Además, estudios como los de Pediatrics (2014), citados en Caldeiro, Castro y Havránková
(2021), indican que el uso excesivo de pantallas puede alterar los hábitos alimenticios de
los niños, llevándolos a comer menos o más rápido con tal de pasar más tiempo frente a
ellas.
En coherencia con lo anterior, investigaciones como las de Kabali (2015), citado en
Caldeiro, Castro y Havránková (2021), realizada en Estados Unidos, analizan la exposición
y el uso de dispositivos móviles en la primera infancia a través de una encuesta dirigida a
familias con hijos de entre 4 meses y 4 años. Los resultados muestran que los progenitores
permiten el acceso a las pantallas a edades cada vez más tempranas, principalmente para
que los niños jueguen (70%), se mantengan tranquilos en lugares públicos (65%) o incluso
para ayudarles a conciliar el sueño (28%).
En estas investigaciones se introduce el término chupete digital para describir cómo los
dispositivos móviles funcionan como un calmante o distractor en los niños, permitiendo
que los adultos realicen sus actividades e incluso interactúen en redes sociales.
En eventos sociales, muchos padres se sienten incómodos cuando sus hijos lloran o hacen
una pataleta, y en esas situaciones recurren rápidamente al móvil para apaciguarlos. Esta
práctica está influida por factores culturales. En muchas sociedades, se espera que los niños
permanezcan tranquilos en espacios públicos y que los adultos puedan atender otras
responsabilidades sin interrupciones. No obstante, detrás de estas reacciones pueden existir
necesidades no atendidas o expresiones de una conducta que requiere un abordaje
formativo. El uso constante del móvil en estos casos no solo desliga a los adultos de su rol
como cuidadores y educadores, sino que también deja de lado aspectos fundamentales en la
formación emocional y social de los niños.
El impacto del phubbing en las relaciones adolescentes

En la adolescencia, el uso excesivo de las pantallas ha reducido el interés por las
interacciones cara a cara. En reuniones familiares, con amigos o en el entorno escolar,
muchos jóvenes tienden a ignorar a quienes tienen cerca por prestar atención a su móvil, un
comportamiento conocido como phubbing.
La investigación de Cebollero, Bautista et al. (2022) analizó este fenómeno en adolescentes
de ocho centros educativos en Aragón, España. Entre los hallazgos, se destaca la alta
prevalencia del phubbing: un 45.2% de los adolescentes encuestados reconoce practicarlo
con frecuencia, lo que se atribuye a las gratificaciones que obtienen al estar
permanentemente conectados. Mientras que las relaciones cara a cara dependen de la
espontaneidad, las interacciones a través de redes sociales permiten mayor planificación,
haciéndolas más cómodas y atractivas para los adolescentes.
Este fenómeno afecta especialmente a las chicas, quienes no solo tienden a realizarlo más,
sino que también son más propensas a ser víctimas y a experimentar con mayor intensidad
sus efectos negativos, como el sentimiento de exclusión. Además, se observa un aumento
con la edad, siendo más común entre los adolescentes de 15 a 17 años que entre los de 12 a
14 años.
El impacto emocional del phubbing es significativo: el 76% de los adolescentes reporta
sentirse afectado cuando alguien los ignora por estar en una pantalla. Entre las emociones
más comunes destacan sentirse ignorado (28.5%), molesto (16.9%) y excluido (2.9%). A
pesar de que el phubbing se ha normalizado y es socialmente aceptado, esto no reduce sus
efectos negativos en las relaciones interpersonales. Tanto quienes lo practican como
quienes lo sufren experimentan malestar, sentimientos de soledad, frustración y rechazo, lo
que afecta la convivencia y la calidad de sus relaciones personales.
Los sentimientos de carácter negativo que expresan las adolescentes respecto a los
adolescentes pueden estar relacionados con la educación de género. Mientras que las chicas
suelen sentirse con mayor libertad para manifestar lo que les afecta, los chicos tienden a
naturalizar el rechazo en sus relaciones, debido a normas sociales que desalientan la
expresión emocional en ellos.
El estudio indica que los hombres dedican más tiempo a los videojuegos, mientras que las
chicas prestan mayor atención a su imagen en las redes sociales y a la aceptación social.
Esta diferencia en los hábitos digitales podría estar relacionada con los hallazgos sobre la
influencia del género en la manera en que expresan sus emociones y perciben sus
relaciones.
El enfoque prohibitivo hacia las redes sociales ignora la necesidad de abordar de manera
consciente y rigurosa los problemas emocionales y conductuales que la hiperconectividad
genera en niños y adolescentes. En lugar de restringir, es clave fomentar el desarrollo de
habilidades que permitan una relación equilibrada con el mundo digital. Además, las
habilidades sociales no se aprenden en el plano abstracto, sino a través de la interacción
cotidiana. Por ello, la escuela y la familia deben propiciar espacios de encuentro cara a cara,
fomentar paseos en la naturaleza y promover juegos y deportes que estimulen la creatividad
y fortalezcan los vínculos.
REFERENCIAS:
Cebollero Salinas, A., Elboj Saso, C., Íñiguez Berrozpe, T., & Bautista Alcaine, P. (2022).
¿ Te importaría prestarme atención? El Phubbing en la adolescencia como reto educativo en
la convivencia digital y presencial (No. ART-2022-130257).
Pedreira, M. C. C., Zubizarreta, A. C., & Havránková, T. (2021). Móviles y pantallas en
edades tempranas: convivencia digital, derechos de la infancia y responsabilidad adulta.
Research in Education and Learning Innovation Archives, (26), 1-17.
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