Saber escuchar, respetar las ideas y opiniones de los demás, amar al ser humano son acciones que nos permiten influir, conmover, impactar en la interacción social y cosechar la convivencia.
Hablar en lo habitual de los aspectos que afectan la convivencia es conocer factores como: los patrones familiares por consumo de drogas, desorganización o conflicto familiar, violencia doméstica, falta de disciplina y supervisión familiar, normas y castigos represivos, ambiguos o incoherentes; aislamiento social, elevado estrés, poco reconocimiento de logros, insuficientes expresiones de afecto, ausencia de respeto y disciplina, bullying, discriminación, etc.; la ciencia y literatura prevalece su estudio y comprensión desde una perspectiva y caracterización negativa, normalizando quizá estos aspectos, sobre los cuales se intentan esfuerzos que en la mayoría de los casos conllevan a acciones poco efectivas.
Sin embargo, este escrito invita a conquistar un enfoque diferente y accionable, para lograr reconocer desde lo individual aspectos positivos que afectan la convivencia; para ello tomamos como referencia dos elementos, por una parte, honramos la memoria y valiosos aportes del Doctor y maestro Humberto Maturana[1] los cuales compartimos a través de este blog con unos párrafos de su obra “Amar a un ser humano” que resume aquello a lo que aspiramos, como personas y como sociedad: la convivencia. Y por la otra, el reconocimiento a una vida real de esfuerzo y amor a los demás, de servicio desinteresado, vivencias y experiencias de nuestros distinguidos docentes en el rol de discentes[2] del curso “Me Creo Docente” que realiza la Fundación Convivencia https://www.fundacionconvivencia.org/es/inicio quienes trascienden su verdad entre las líneas de Maturana.
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“Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas, contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive, son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en sí mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida”.
Una de las vivencias denota que en la escuela es un gran reto el momento en que generamos momentos de convivencia con el otro, pues requiere tolerancia, respeto, empatía y una visión positiva (Sandra Barrero - Participante Curso Me Creo Docente)
“Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo, a su manera, apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano”.
Lo que se valida con la experiencia de Ana Karina Gómez - Participante Curso Me Creo Docente, quien nos comparte que en el contexto escolar faltan muchas de estas acciones ya que se tiene una distorsionada creencia de la disciplina, pensamos que debemos ser rígidos, autoritarios y que si nos comportamos de forma diferente el estudiante o aquella persona que está a nuestro cargo se va a pasar los limites. Entonces vemos docentes rudos y con abuso de autoridad. El amor es la fuerza que mueve el mundo, si viéramos al estudiante desde la perspectiva que es protagonista de su aprendizaje donde el docente le permita Ser, Hacer veríamos otras escenas en las aulas escolares. El docente debe escuchar, permitir, validar, entender al estudiante desde su contexto y mostrarse como una persona diferente a la realidad que vive el alumno.
“Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables, permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tú mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina: este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto…si tú quieres recibirlo”.
Y qué mejor que comprender que a veces en nuestro afán de enseñar nos olvidamos de la particularidad de cada estudiante como individuo y ser único, le negamos la oportunidad de ser él mismo y ser reconocido con sus debilidades y fortalezas. Esto pasa porque creemos en nuestro sistema mental en el concepto de bueno o malo; entonces lo que salga de ciertos patrones será "malo" y el que esté dentro del prototipo de lo que "yo quiero", sí será avalado por mí. Amar entonces dentro del aula de clase es un ejercicio muy difícil pero no imposible, ya que necesita de nuestro profundo respeto y compromiso para reconocer en cada uno, ese mundo enriquecedor que traen a diario. (Johana Montes - Participante Curso Me Creo Docente)
“Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de sí mismo duda, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente”.
Libertad que ha encontrado Carlos Alberto Montaño - Participante Curso Me Creo Docente y nos refuerza que ese acto permanente de vivir, de relacionarse, de encontrarse, de compartir, de estrecharse a la luz de un objetivo loable, válido, realmente trascendental no reduce la vida a darse cuenta que hay otros, caminos y personas, sino que orienta a la compenetración, al maravilloso ejercicio de la búsqueda, de la investigación y sobre todo de la admiración. Si fuéramos mucho más activos, más atentos, más interesados en apreciar todas las oportunidades que refiere el escrito, innegablemente seríamos una grandiosa humanidad. dejemos las excusas y emprendamos la odisea.
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Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incómoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
De acuerdo con el texto de Maturana, Sara Manuela Beltrán - Participante Curso Me Creo Docente nos aporta desde su enriquecedora experiencia que la condición que menos se vive en la escuela es atreverse a mostrarse indefenso, ya que, por un lado, se tiene la intención de tener la verdad absoluta, donde esa mirada es la única válida y con ello se pretende convencer al otro de ello; esto invalida al otro. Por otra parte, el poder mostrarse al otro de manera auténtica, sin crear moldes y fachadas que se ajusten al otro. Por ello negarse a sí mismo frente al otro es una acción construida sobre el miedo al prejuicio, al rechazo y al sentir no pertenecer a un grupo. Ahora, frente a esto, uno de los roles del docente es guiar al estudiante en descubrirse y valorarse para llegar a ser ellos mismo sin que él desconozca este mismo proceso en el otro.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cual tu formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo”. (Maturana Romesín, 1997)
En la actualidad la Fundación Convivencia https://www.fundacionconvivencia.org/es/convivencia-y-etica realiza “Me CREO” propuesta pedagógica para el desarrollo de la convivencia en la comunidad educativa a partir de la implementación ética del trabajo colaborativo. Mediante el recorrido por una “Caja de Herramientas” los docentes encuentran una serie de materiales y talleres en los que se propician espacios de reflexión, conversación y colaboración, construyendo un entorno de responsabilidad ética donde se co-inspira[3] de manera participativa en un proyecto común. Elementos como la reflexión, la escucha y la conversación se hacen presentes en esta propuesta pedagógica. Agradecemos y reconocemos las importantes contribuciones de todos los participantes de este proyecto, con el cual se continúa fortaleciendo la re-conquista de los factores que afectan verdaderamente la convivencia. (Fundación Convivencia Centro de Investigación Educativa, 2022)
Referencias
Fundación Convivencia Centro de Investigación Educativa. (14 de Septiembre de 2022). Fundación Convivencia Centro de Investigación Educativa. Obtenido de Fundación Convivencia Centro de Investigación Educativa: https://www.fundacionconvivencia.org/es/inicio
Maturana Romesín, H. (1997). El sentido de lo humano. Santiago de Chile: Comunicaciones Noreste LTDA.
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