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Educación para la Paz, un tema de convivencia

Actualizado: 4 may 2023

“[…] Los problemas relacionados con la educación no son solamente problemas pedagógicos. Son problemas políticos y éticos como cualquier problema […] tú no puedes enseñar a nadie a amar, tú tienes que amar […] la única forma que tú tienes de enseñar a amar, es amando […] el amor es la transformación definitiva […]” (Paulo ReglusNeves Freire 1921-1997).



La educación para la paz en Colombia puede ser abordada inicialmente teniendo en cuenta y comprendidas diferentes perspectivas, como: la generacional, territorial, política, pedagógica, etc.; cada dicenio por lo menos en los últimos 200 años ha contenido prioridades y contextos, por ejemplo: sin ir muy lejos, cuando el país era gobernado por España y desde 1.800 hubo guerras de varios años hasta la independencia; también, la llamada “Violencia del 48” donde algunos compatriotas por el fervor político-partidista desplegaron el terror, registrando cifras de casi 200.000 colombianos muertos; más recientemente, en los últimos 40 años se han desarrollado por lo menos 12 intentos (acuerdos) por lograr la paz en el conflicto Estado - “Grupos Criminales”; y, hoy por hoy, un conflicto híbrido que persiste, sumado a escenarios de conflictividad social en aumento (CICR, 2021). El enfrentamiento es constante; personas que persiguen diferentes intereses, personas que no están de acuerdo entre sí y recurren a la violencia.

De igual manera, dando una mirada con enfoque territorial a Departamentos como Vichada, Caquetá, Putumayo, Guaviare, Norte de Santander, Chocó, Nariño, entre otros, la paz ha sido más esquiva; la “guerra” sigue afectando niños, niñas y adolescentes, quienes no han gozado de sana convivencia, paz y ni tranquilidad al jugar, estudiar o atender actividades cotidianas como una cita médica, un encuentro familiar, etc.

Entonces, ¿Qué es la paz? ¿Dónde está? quienes efectúan violencia ¿es por falta de educación para la paz? En el año 2.022 se “celebró” el sexto aniversario del “Acuerdo sobre el fin del conflicto en Colombia para construir una paz estable y duradera”; el esfuerzo se ha enfocado en temas como: cese al fuego y de hostilidades; verdad, justicia y reparación para las víctimas, solución al problema de las drogas ilícitas, mejores oportunidades para el campo, mejor participación política (El Espectador, 2021); y en esa agenda, aunque no explícita, se enlaza de manera integral el propósito de la convivencia y la Educación para la Paz; por esa razón, la Fundación ha venido trabajando de manera conjunta con instituciones, entes gubernamentales, sociedad civil y la academia para aportar en la construcción de instrumentos que materialicen esa idea, dedicados principalmente a la educación para la paz, la convivencia y el trabajo colaborativo.

A través de investigación, entrevistas y experiencias la Revista de Educación - Fundación Convivencia No.9, es una de las herramientas para fundamentar esas respuestas sobre Educación para la Paz, ejemplo de ello lo encontramos en palabras de la Doctora Alicia Cabezudo de Argentina, vicepresidenta de la Oficina Internacional por la Paz, International Peace Bureau - IPB2 , con sede en Ginebra (Suiza) en el artículo El proceso de paz es de todos, quien explica que la educación para la paz debe proponer y promover el marco teórico y las prácticas pedagógicas que aseguren, desde un sistema educativo democrático, las posibilidades de aprender y practicar conocimientos vinculados a la resolución de conflictos por vía pacífica, al diálogo intercultural, al ejercicio de derechos individuales y colectivos, y a la libertad de conciencia y de pensamiento en una sociedad plural e igualitaria. (Gonzalez Reyes, 2015), así mismo, conceptos más contemporáneos como: “La Paz positiva” que abarca otros campos e implica y exige la presencia de valores y prácticas que aseguren, entre muchas otras cosas, una justicia social sostenible y una democracia para todos y todas.

Así, Educación para la paz entre lo dicho, también apuesta a practicar una ética de cuidado[1] y reconciliación (Noddings, 1992), valores esenciales para una cultura de paz y de convivencia, que pueden ser enseñados y aprendidos. Experiencias al respecto las encontramos en el artículo: "Preliminares de un estudio: Factores que promueven y mantienen Auténticas Pedagogías de Cuidado" con el cual se reafirma que enseñar la paz no se puede vincular a una disciplina, más bien implica la transformación de las prácticas escolares, ampliar el enfoque cognitivo, y enriquecer “El relacionamiento entre las personas” para desarrollar el sentido de la empatía, de reconocerse en el otro; compartir experiencias donde se facilite la conversación, el diálogo y contribuir a una verdadera construcción de la democracia con inclusión, paz sostenible y justicia social desde la escuela; o por otra parte, relacionar los preceptos de la Ley 1.620 de 2013, con la cual se creó el “Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el ejercicio de los Derechos Humanos, la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar”, pero usada con un enfoque preventivo, como se describió en las experiencias compartidas a través del escrito: Convivencia escolar más que una Ley, siendo aplicada para el involucramiento social de directivos, docentes, padres de familia y demás comunidad educativa en escenarios reales de convivencia, talleres didácticos, proyectos de cooperación, actividades dinámicas de participación, comunicarse con el otro, etc., en busca de lograr la convivencia y ser capaz de coexistir con personas en un mismo ambiente de manera respetuosa y con valores, a pesar de las diferencias.

Por otra parte, sin desconocer el ámbito político de la educación para la paz, la más reciente doctrina legal sobre la Paz es el Proyecto de Ley 181, por medio del cual se modifica, adiciona y prorroga la Ley 418 de 1997, se define la política de paz del Estado, se propone la creación del Servicio Social para la Paz, el Fondo para la Paz y otras disposiciones. Vale mencionar que esta norma ha sido modificada más de siete veces desde el año 1.997[2] pero su espíritu coincide y persiste con el propósito del logro de la convivencia pacífica y la paz.

Así, Educación para la paz a ultranza exige la acción integral y entrama varias disciplinas, pero sobre todo, lograr la convivencia mediante la práctica de valores, el aprendizaje, el relacionamiento, la reflexión y el diálogo sobre temas coyunturales de la historia, la cultura de paz y el desarrollo sostenible, temas que fueron analizados por Carlos Eduardo Valenzuela del equipo de la Fundación Convivencia en el documento: Una apertura al diálogo sobre el desarrollo: cátedra de paz con el cual se aprecia la importancia de reivindicar el “desarrollo”, respetuoso del medio ambiente y del ser humano como un camino alternativo para transitar en la educación para la paz y la convivencia.

Referencias

  • CICR. (17 de Marzo de 2021). Comité Internacional de la Cruz Roja. Obtenido de El conflicto armado en Colombia: un dolor que no se va: https://www.icrc.org/es/colombia-conflicto-armado-dih-balance-humanitario

  • El Espectador. (26 de septiembre de 2021). Reportajes. Obtenido de 5 años de una paz fragmentada: https://www.elespectador.com/reportajes/cinco-anos-de-una-paz-fragmentada/

  • Gonzalez Reyes, M. (2015). El proceso de paz es de todos. Revista de Educación - Fundación Convivencia, 9-14.

  • Noddings, N. (1992). The challenge to care in schools: An alternative approach to education. New York and London: Teachers College Press.

 

[1] Para Noddings (1992), una ética de cuidado “es una ética de las relaciones” (p.21) y “una relación de cuidado en su forma más básica es una conexión o encuentro entre dos seres humanos – quien cuida y quien recibe cuidado” (p.15). Los atributos principales para quien cuida son contemplación (engrossement) y desplazamiento motivacional (motivational displacement), los cuales Noddings definió como “estados de conciencia”. Estos pueden ser descritos como una actitud receptiva a acoger al otro con sus circunstancias particulares, y moviendo su propia perspectiva hacia el marco de referencia de otros. De otra manera, la receptividad y reciprocidad son las cualidades fundamentales de la persona cuidada. Noddings sostiene que una “relación de cuidado es completa cuando quien que es cuidado recibe el cuidado y muestra que ha sido recibido” (p.16).


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