María Soto, educadora y psicóloga, señala que la educación ha estado fuertemente influenciada por el conductismo. Esta corriente ha priorizado la promoción de la obediencia a través del miedo al castigo y la motivación extrínseca derivada de premios. Esto dificulta el desarrollo de la responsabilidad personal, la capacidad para resolver problemas y la habilidad para corregir errores, dado que estos se tienden a ocultar y negar para evitar represalias, en lugar de reconocerse como valiosas oportunidades de aprendizaje. Aunque el conductismo ha demostrado ser efectivo y está arraigado en diversas instituciones de la sociedad, es crucial reconocer sus limitaciones y los efectos negativos del sistema de premios y castigos en la crianza.
Baranauskiene y Saveikiene (2016) argumentan que tanto las recompensas como los castigos actúan como métodos para controlar el comportamiento, más que para fomentar el aprendizaje. Destacan varios efectos de esta práctica:
Premios | Castigos vs soluciomes |
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Es esencial recalcar que las acciones de los padres y cuidadores deben trascender las respuestas a circunstancias inmediatas; resulta crucial contemplar el impacto a largo plazo de dichas acciones. Educamos para formar mejores seres humanos no solo ahora, sino también para el futuro. Los padres y cuidadores reconocen la importancia de educar ciudadanos responsables, respetuosos e interesados por el bien común. No obstante, las prácticas de crianza y, en general, las acciones cotidianas a menudo no reflejan estas intenciones.
Visiones contemporáneas sobre la disciplina
La disciplina positiva, fundamentada en las teorías de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, sostiene que el comportamiento humano está impulsado por la necesidad de pertenencia y significado dentro de un grupo. En esa perspectiva, los autores plantean que, en lugar de recurrir al castigo para motivar a los niños a mejorar, las prácticas de crianza pueden desarrollarse en el marco de la amabilidad y firmeza, sin recurrir a lo punitivo ni a lo permisivo. Los adultos ejemplifican la firmeza al respetar sus propias necesidades y las exigencias de la situación, mientras que demuestran amabilidad al atender las necesidades del niño.
Este modelo se enfoca en la prevención en lugar de reaccionar ante situaciones problemáticas. María Soto la define como una actitud que el adulto debe demostrar, actuando con seguridad, firmeza y consistencia. Además, plantea que los padres no deben recurrir a la paciencia, que a menudo implica "aguantar" y dejar pasar, en su lugar, se propone actuar desde la conciencia y el autocuidado, puesto que los padres deben mostrarse como seres humanos que admiten errores, asumen responsabilidades y piden perdón. Además, es vital que los padres examinen sus creencias más arraigadas, en tanto estas influyen significativamente en su pensamiento, comportamiento y decisiones.
Para más información, puedes visitar la entrevista completa en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=MDP8HK6tT3A&t=822s
La autodisciplina y la responsabilidad son pilares de la disciplina positiva. Es fundamental que los niños desarrollen la capacidad de actuar adecuadamente por sí mismos, en lugar de depender de castigos o recompensas externas. Enseña habilidades de vida importantes, como la resolución de problemas, el respeto y la cooperación.
Jane Nelsen (2007), en su libro Cómo educar con firmeza y cariño, presenta cinco criterios para una disciplina efectiva:
Fomenta en los niños un sentido de conexión y pertenencia, haciéndolos sentir importantes.
Combina la amabilidad con la firmeza, siendo tanto respetuosa como motivadora.
Tiene beneficios duraderos, tomando en cuenta los pensamientos, sentimientos, aprendizajes y decisiones del niño sobre su propio desarrollo y necesidades futuras.
Imparte habilidades sociales y vitales como el respeto, la empatía, la resolución de conflictos, la cooperación y la capacidad de contribuir de manera significativa en el hogar, la escuela y la comunidad.
Estimula a los niños a explorar y reconocer sus propias habilidades, promoviendo el uso efectivo y autónomo de su poder personal.
Es importante conocer a nuestros hijos, pues la manera en la que se ejerce la disciplina dependerá del tipo de comportamiento inapropiado que muestre el menor, su edad, y temperamento. Baranauskiene, I., & Saveikiene, D. (2016) propone las siguientes herramientas:
Consecuencias naturales: su hijo hace algo mal y deja que el niño experimente el resultado de ese comportamiento. Por ejemplo, si un niño rompe un juguete deliberadamente, ya no tiene ese juguete con el que jugar. Las consecuencias naturales pueden funcionar bien cuando los niños no parecen "escuchar" las advertencias sobre el posible resultado de su comportamiento. Asegúrese, sin embargo, de que cualquier consecuencia que puedan experimentar no es peligrosa.
Consecuencias lógicas: esta técnica es similar a las consecuencias naturales, pero implica describir a su hijo cuáles serán las consecuencias de un comportamiento inaceptable. La consecuencia está directamente relacionada con el comportamiento. Por ejemplo, le dice a su hijo que, si no recoge sus juguetes, esos juguetes no se usarán durante una semana.
Quitar privilegios: a veces no hay una consecuencia lógica o natural para un mal comportamiento. En este caso, la consecuencia de un comportamiento inaceptable puede ser quitarle un privilegio. Por ejemplo, si un estudiante de secundaria no completa su tarea a tiempo, puede optar por quitarle los privilegios de ver la televisión por la noche. Esta técnica de disciplina funciona mejor si el privilegio es o está:
• Algo que el niño valora
• Retirado tan pronto como sea posible después del comportamiento inapropiado (especialmente para niños pequeños) (p.250)
Este enfoque plantea la pertinencia de la consecuencia como aprendizaje en lugar del castigo.
El psicólogo Alberto Soler señala que la consecuencia debe tener 4 características:
Esté relacionada con lo que el menor ha hecho mal.
Sea razonable, proporcionada.
Que esté revelada de antemano.
Sea respetuosa.
BIBLIOGRAFÍA
Baranauskiene, I., & Saveikiene, D. (2016). Construir puentes: Promover el bienestar familiar.
Vega, L. G. (2020). Castigar no es educar: Todas las ventajas de la Disciplina Positiva. La Esfera de los Libros.
Aprendamos Juntos. ¿Por qué no funcionan los premios y los castigos? María Soto. 7 de abril de 2021. Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=MDP8HK6tT3A&t=822s
Aprendamos Juntos. ¿Se puede educar sin premios y castigos? Alberto Soler. 13 de marzo de 2024. Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=AwHACppmKXg&t=324s&ab_channel=AprendemosJuntos2030.
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