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Convivencia y Creatividad

Actualizado: 4 may 2023

Adaptando una máxima de Albert Einstein podemos afirmar que la creatividad no es la mejor forma de mitigar el riesgo de adoptar posiciones contradictorias en procesos de convivencia y con ello la irresolución, es la única; en especial cuando se trata de educación y ejemplo.


Abordar convivencia y creatividad invita a pensar en múltiples teorías, planteamientos, necesidades, historias, etc.; ciertamente, son palabras que compartimos y escuchamos frecuentemente en diferentes entornos de la vida como la familia, el trabajo, la vida social, la educación desde el ámbito infantil hasta el profesional, entre otros. Circundan noticias, exigencias, preocupaciones, retos y desafíos alrededor de la convivencia y la creatividad; pero, ¿qué son en realidad? dos palabras tan comunes y a la vez complejas.

Este artículo documenta mucho más el tema y orienta con fidelidad para aproximarnos a solucionar un problema con relación a ello. Y es que por una parte la convivencia la encontramos en la literatura y muchos documentos con enfoques confrontados; por ejemplo, convivencia escolar: sinónimo de clima escolar, antídoto de violencia escolar, sustituto de reglamentos de disciplina, o como una oportunidad para construir relaciones y procesos democráticos en las escuelas. (Fierro Evans & Carbajal Padilla, 2019)

Por otra parte, como estrategias de convivencia para procesos del ámbito organizativo-administrativo, socio-comunitario o el ya comentado pedagógico-curricular el cual deriva igualmente escenarios de educación para la ciudadanía y la democracia, para la Paz, los Derechos Humanos, el desarrollo moral y la formación de valores, entre otros. Por ello, es importante analizar y comprender el contexto en el que se quiere aplicar su estudio para lograr con efectividad ejecutar un proceso, procedimiento, sistema o “receta” de convivencia y creatividad.

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Otro punto, es delimitar cómo entendemos desde un enfoque relacional la convivencia; hoy por hoy se encaja en estudios y análisis de relación hombre-naturaleza, hombre-animal, lo que podría ser objeto de diferente área; algunos “disrumpiendo” el concepto en la “diversidad” la denominan can-vivencia, pudiéndose tratar de mejor manera en la antrozoología[1] o simplemente en el marco de la coexistencia.


Exploremos un poco más sobre la convivencia y creatividad apoyados en la “Conceptualización y sugerencias para la praxis” del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Carlos Giménez Romero[2], quien para una mejor agudeza compiló lo siguiente:

“…El Diccionario de la Real Academia Española indica que convivencia – procedente del latín convivere – significa "acción de convivir", definiendo convivir a su vez como "vivir en compañía de otro u otros, cohabitar". El DRAE añade para la palabra conviviente dos acepciones: "que convive" y "cada uno de aquellos con quienes comúnmente se vive" El Diccionario de Uso del Español - DUE, de María Moliner, repite para la palabra convivencia la "acción de convivir" y añade la acepción de "relación entre los que conviven", así como "particularmente, hecho de vivir en buena armonía unas personas con otras" Contrasta con esta última acepción del verbo convivir la que se indica- también en el DUE - para el verbo coexistir: "existir varias cosas al mismo tiempo"(1992, 658). Encontramos relevante esta referencia a cosas y no personas, así como a la sincronicidad o simultaneidad de estar presentes en el mismo tiempo, si bien esto último también aparece para convivir. Dentro de esta segunda acepción, convivencia significa, más concretamente, vivir en buena armonía con los demás. En castellano usamos coexistir para referirnos al hecho de que varias cosas existen al mismo tiempo…” – “…mientras la coexistencia se puede predicar de cosas, la convivencia siempre se predica de seres, y muy particularmente de seres humanos; convivencia es una expresión cargada de connotaciones positivas...” (Giménez Romero, 2011)

Como quiera que sea, y hablando de convivencia, creatividad, armonía, subrayamos algunas consideraciones solo con intención informativa, tampoco se trata de imponer conceptos, porque en la historia de la humanidad la convivencia de culturas y de civilizaciones produjo resultados muy positivos para la evolución humana, pero también conflictos muy extremos, tema que evitamos de sobremanera; sin embargo, se debe tener en cuenta que la abundancia de enfoques lleva el riesgo de adoptar posiciones distintas y contradictorias, alimentando el uso de dobles discursos en su estudio o evaluación y con ello, la irresolución, la cual desafortunadamente, también se argumenta discursivamente. Bien ilustró Albert Einstein que “La formulación de un problema, es más importante que su solución”. Por ello desde la Fundación Convivencia se desarrollan proyectos, asesoría y acompañamiento especializado para estas tipologías, como el enfoque de práctica y comunicación para la convivencia.

Tomemos otra perspectiva, esta puede ser la más común, resolutiva en el corto plazo, pero deja importantes brechas en el mediano y largo plazo. Cuando tenemos una situación de “convivencia” buscamos asistencia en el profesor, el padre de familia, el gerente, el policía, el jefe; nos aprestamos a mecanismos sancionatorios o represivos, existe una creciente sobrecarga legal aplicada a la convivencia, en algunos casos con un enfoque muy punitivo; la convivencia es más que una ley pero, ante ello; ¿apoyamos la solución en nosotros mismos? sentenció Aristóteles que “Conocerse a uno mismo es el principio de toda sabiduría”, y es en este punto donde apelamos a un fuerte eslabón con el que se propone continuar afianzando en el ser y el hacer cotidiano la convivencia, se trata de la creatividad.

Este término (Creatividad) se le atribuye en la psicología occidental al estadounidense Joe P. Guilford, quien lo acuña en el año 1950. Se le reconoce en gran medida por el gran interés en su estudio y por la primera publicación de la famosa conferencia que el año anterior había pronunciado ante la American Psychological Association al ser nombrado su presidente y cuyo título fue sencillamente Creatividad. (Romo, 2003) Su trabajo, por los años 50 y 60 coincide con ciertas condiciones políticas, sociales y educativas en EEUU que demandaron un conocimiento más certero de la creatividad; como la conocida carrera espacial, episodio que fue revulsivo para concentrar esfuerzos en el desarrollo de la creatividad.

Hablar de creatividad no se refiere de modo directo a las grandes figuras que han creado nuevas escuelas artísticas, que han descubierto hechos y leyes en la naturaleza o que, gracias a los inventos técnicos, han dado nueva faz a la sociedad. La creatividad en la convivencia y otras líneas se propone con un sentido más modesto y universal, “…se trata de toda conducta espontánea, de cuanto tenga un acento personal y no meramente repetitivo. De todo aquello en lo que cada cual pueda reconocerse a sí mismo, todo lo que sencillamente pueda calificarse original...” (Marín Ibañez, 1976) y aunque no basta reconocer la dimensión creativa del hombre, ni siquiera que podamos de alguna manera diagnosticar tempranamente las personalidades creadoras. Con ser esto muy importante, necesitamos, sobre todo, estimular la creatividad, desarrollarla al máximo. La creatividad ha sido el motor e impulso de todas las disciplinas y aunque en la modernidad la creatividad se relaciona con el proceso de creación de una metodología, producto o servicio y la diferencias de la innovación porque permite la implementación de dichos procesos en un modelo de negocio o proyecto; para la convivencia se aplica más allá, creatividad en la misma esencia de reconocernos a nosotros mismos, con múltiples capacidades, de reconocer al otro y sus diferencias en conductas espontáneas y éticas.

Los esfuerzos multidisciplinares para fomentar la creatividad han sido esporádicos, en el año 1.996 el Gobierno colombiano instituyó la “Misión de sabios para la ciencia, la educación y el desarrollo” donde el reconocido profesor matemático y coordinador de la Misión Carlos Eduardo Vasco señalaba en el discurso inaugural:

“…ante la embrollada y sombría situación en que vivimos, hacía falta presentarle a la juventud metas arduas y atractivas para su creatividad y su energía. Porque la creatividad de los colombianos no está en discusión. Lo que se halla en tela de juicio es la utilización ética de esa creatividad… …Tenemos que presentarle a nuestros jóvenes metas diferentes para canalizar su creatividad y su energía hacia propósitos más nobles y fecundos…” (Presidencia de la República de Colombia, 1996)

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