Sin aceptación y respeto por sí mismo uno no puede aceptar y respetar al otro, y sin aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay fenómeno social. Humberto Maturana
Fernando Savater en entrevista con BBC Mundo, el 12 de mayo de 2020, trató el tema de la solidaridad, inició su explicación afirmando que cualquier reflexión sobre la sociedad humana parte de que somos socios, es decir, nos llamamos sociedad porque estamos asociados y obligadamente dependemos unos de otros, por lo tanto, la solidaridad no es un gesto altruista, que caracteriza a las buenas personas, sino que es una necesidad, “no tiene más remedio que juntarse con los demás”.
Parece que en momentos difíciles es cuando nos damos cuenta de la dependencia que tenemos hacia esos otros y como pasamos de largo sin reconocer, cuanto le aportan a nuestra vida, vivimos en una red de solidaridades que se trastoca una vez algún miembro o algunos de sus miembros falta.
Pero sólo son sociales las relaciones que se fundan en la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, si no hay interacciones en la aceptación mutua, se produce separación o destrucción. (Maturana, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, 1990, p. 9)
Estas redes propias a la sociedad son construidas por muchos elementos que las subyacen, el contexto social, político, espiritual, educativo, económico, entre otros., quizá por ello, nuestras redes solidarias son propias y con características particulares que se unen a otras redes y permean algo de lo que somos.
En este marco, la solidaridad depende del sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes, así como, de los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí. Se reconoce, entonces, que para lograr cualquier objetivo no bastan los esfuerzos individuales, sino que se requiere de la posibilidad de recibir ayuda y de estar dispuesto a brindarla.
Trabajar con el otro nos exige aspectos como: la compasión, ver y acercarnos a la realidad humana y social de otra manera. Ser afectado por los sufrimientos de los otros que son también propios; el reconocimiento, ver al otro en su dignidad de persona.
Todo ello desde la confianza en la cual uno se encuentra en una relación sin preguntarse por su legitimidad porque ésta de partida está aceptada. En tal caso se está simplemente en la relación, sin dudar de la aceptación de ella por el otro o por uno mismo. (Maturana, 1996, p. 62)
Estas características, junto con otras que las enriquecen, han sido consideradas como parte fundamental de ME CREO propuesta pedagógica de la Fundación Convivencia, Centro de investigación Educativa, entidad que desde 1983, ha trabajado, a través de la investigación, la formación y la comunicación, en consolidar una propuesta para el desarrollo de la convivencia en la comunidad educativa a partir de la implementación ética del trabajo colaborativo.
ME CREO, se basa en la responsabilidad que cada cual tiene frente al OTRO como condición de posibilidad para establecer una relación o vínculo frente a un propósito compartido. Como percibe Savater, nuestra aportación individual a la sociedad es el amor, las personas que aman siempre están haciendo algo bueno por los demás.
El amor es la emoción central en la historia evolutiva humana desde su inicio, y toda ella se da como una historia en la que la conservación de un modo de vida en el que el amor, la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, es una condición necesaria para el desarrollo físico, conductual, psíquico, social y espiritual normal del niño, así como para la conservación de la salud física, conductual, psíquica, social y espiritual del adulto. (Maturana, Emociones y Lenguaje en Educación y Política , 1990, pág. 10)
Referencias
Maturana, H. (1996). El Sentido de lo Humano. Santiago de Chile: Dolmen Ediciones.
Maturana, H. (1990). Emociones y Lenguaje en Educación y Política . Santiago de Chile : Dolmen Ediciones.
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